Periodismo y política relaciones de poder.

El origen del periodismo nace como parte decisiva del combate político: contra el régimen, contra la omnipotencia de la Iglesia, contra la superstición, contra el poder contra la injusticia: estas herramientas de difusión masiva panfletos, hojas sueltas periódicos serán de ahora en adelante un eje de transformación y divulgación para los ciudadanos. En Colombia, después de la Gaceta de Santafé (1785) tras una publicación del aviso de un terremoto y que sólo se publicaron un par de veces, pero que mostraron los conocimientos y aptitudes de personas ilustres que darían paso a la revolución de la información quien es considerado el padre del periodismo colombiano, Manuel del Socorro Rodríguez, de nacionalidad cubana. Unos años más tarde un 9 de febrero de1791, él mismo fundó un periódico que ya no se limitaría a una única edición, y que es considerado como uno de los más importantes de la época en Latinoamérica.

El periodismo colombiano ha estado muy ligado a hechos de índole política, desde sus primeras publicaciones que eran controladas por el virreinato siempre ha sido un vehículo de expresión de quienes se encargan de hacer política, aunque también ha prestado su espacio a los ciudadanos del común que buscan ser oídos y revelarse contra todo aquel que busca silenciar, pero para que esto sucediera pasaron muchos años.

Tanto en tiempos de la Colonia como en los de la Independencia, el periodismo pretendía, por encima de todo, denunciar lo que sucedía con los ejércitos españoles y libertadores, así como con todas las injusticias que se vivían durante la existencia del Virreinato. Esta concepción del periodismo, en una época donde sólo podían hablar libremente quienes estaban en la cabeza del poder, llevo a varios personajes colombianos, entre ellos Antonio Nariño, a ser perseguidos a tal punto de desterrados del país.

El Papel periódico de la ciudad de Santafé, primer periódico oficial de la capital que alcanzó las 265 publicaciones y estuvo dirigido por el cubano Manuel del Socorro Rodríguez fue el principio de esta gran gesta ya que fue la base para que en el año 1811, Antonio Nariño, quien en 1794 había traducido al español la ‘Declaración de los derechos del hombre’, escritos en el marco de la Revolución francesa, fundo el periódico La Bagatela, de análisis y crítica política haciéndole frente a todo el virreinato y despertando una voz de lucha en las personas de aquella época.

A comienzos del siglo XIX, una vez el periódico toma una gran fuerza es la mayor fuente de expresión y de formación para los futuros periodistas (ya que para este momento de la historia no existían las escuelas), empiezan a surgir cientos de periódicos que formaban una ideología o a una figura política. Por ejemplo, en los años inmediatamente posteriores a la culminación de la época de Independencia, cada impresión declaraba su simpatía, bien sea de índole bolivariana o también de aquellas que apoyaban a Santander y muchos años después con la violencia bipartidista, declaraban si eran liberales o conservadores. Así las cosas, era notorio que periódico estaba aliado entonces de esta manera la intención informativa no era algo que estuviese en la agenda de los medios de comunicación colombianos. El compromiso era político, sin embargo, hacia la década de 1950, el periodismo colombiano, influenciado por transformaciones globales y por la situación política, económica y cultural del país, comienza un proceso de modernización y de compromiso con nuevos retos: la información y la comunicación de noticias e historias trascendentales dentro de la vida cotidiana del país. Este modelo se consolida durante el Frente Nacional, pues dicho suceso histórico como lo fue el acuerdo político entre conservadores y liberales buscó la colaboración del periodismo para frenar la violencia política generalizada que se vivió en el país en la década de 1940.

El periodismo entendió que debía ser un vehículo un espacio de paz donde las ideas democráticas, más no de los lideres políticos fueran un compromiso, entonces, se dio con la defensa del régimen democrático y en contra de los fanatismos que causaron la división del país sin embargo esto generó un vacío en la memoria de una generación de colombianos respecto a los asesinatos selectivos, las expropiaciones y los desplazamientos forzados en época de la violencia.

Lo cierto es que algunos de los periódicos más visibles jugaron un papel esencial en la preservación de los acuerdos del Frente Nacional, pues en ellos se evitó la publicación de opiniones y comentarios que pudieran crear discrepancias entre los dos partidos y mucho más en las zonas rurales donde se vivía una violencia muy marcada. Este proceso generó una especie de autocensura que, si bien evitó nuevos enfrentamientos violentos entre los partidarios del liberalismo y el conservatismo, silenció muchas de las denuncias sobre la época de la Violencia en los años cuarenta y evitó que se formara una opinión pública consistente acerca de varios crímenes atroces. Además, permitió que el sistema político mantuviera la estructura bipartidista, excluyendo los intereses de grupos de campesinos, colonos, indígenas y, en general, comunidades alejadas del centro del país.

Varias regiones del país sufrían las decisiones políticas, así como el aislamiento frente a los centros periodísticos. Sin embargo, ya desde finales de los años 20 había aparecido la radio, que había posibilitado que los medios de comunicación se acercaran a la masividad. Durante los años 40 y 50 se transformaron las formas de hacer periodismo en el país: la inmediatez y la agilidad se convirtieron en premisas fundamentales, tanto para las emisoras como para el público, que las escuchaba. Durante los años 40, la radio comenzó a ser el medio preferido por las clases medias y las clases populares del país para enterarse de lo que estaba sucediendo, mientras que los periódicos se consolidaron como el medio de análisis, en donde políticos e intelectuales opinaban y debatían los hechos que ya sucedían.

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